sábado, 12 de octubre de 2013

El milagro de llegar a destino viajando en avión y siendo un pmr.

Que iluso soy!
Cuando hace unas semanas me entrevistaban en el Blog de Diarioazafata  no imaginé que me tendría que comer con patatas muchas de las cosas que dije.
Entre otras, lo bien que hablaba respecto a la relación calidad precio de Vueling y a la profesionalidad de las asistencias a pmr.
En estas últimas dos semanas, he debido hacer 4 vuelos entre Barcelona y Roma, y raro ha sido el vuelo en que no haya tenido una desventura.
Como protestar ya no sirve de nada, y parece ser que las redes sociales hacen más daño que los libros de reclamaciones, voy a desmenuzar aquí todas las aventuras y desventuras.
Si alguien tiene interés, y puede acceder a datos para corroborar lo que voy a explicar, los datos de los vuelos son los siguientes:
1. vueling 6108 del 30 de septiembre.
2. vueling 6105 del 4 de octubre.
3. Vueling 6100 del 7 de octubre.
4. vueling 6105 del 11 de octubre.
 
Sabido es que no se pueden reservar las particularidades de las personas pmr en vueling desde su página web, y es preceptivo pasar por un teléfono de tarificación especial para realizarlas. Conseguí, y a lo mejor tras este post ya no va a ser posible, que enviando por Twitter los datos de la reserva y las necesidades, ellos se encargaban de incluir en la reserva la información necesaria para la compañía, y de paso para Aena.
 
En el primer vuelo, y por cuestión táctica de la compra en el cuarto, se olvidaron de mi compañera, y de su perra guía. y lógicamente no constaban en la reserva. En consecuencia teníamos que meternos en una fila de asientos de tres personas nosotros dos, la pobre Jenny por los suelos y algún sufrido pasajero que tenía pedido el asiento contiguo a los que nos habían asignado como pmr. Al decirles que eso no era posible, y que en condiciones normales si se hubieran hecho las cosas correctamente tendríamos una fila de 3 asientos exclusivamente para nosotros, nos informó una persona de coordinación, que si queríamos que el perro viajase cómodo, tendríamos que pagar un asiento para liberarlo. Nos negamos rotundamente, y amenazamos que ya se solucionaría sí o sí en el avión.
Contactado por twitter Vueling, solucionaron la reserva del cuarto vuelo.
 
La segunda parte de la aventura la tuvimos con Aena. Ese día, decidieron que teníamos que correr por el aeropuerto, cambiando hasta dos veces de puerta, para al final ir al avión en un turismo no adaptado a PMR porque estaba en remoto.
Llegados a la escalerilla, el embarque del pasaje ya estaba iniciado, y como quiera que solo disponían de ese coche y había más embarques que realizar, los asistentes nos hicieron subir respetando la fila de la gente que descendía de las jardineras, por lo que se llevaron una bronca de la sobrecargo.
Al final, la persona que debería compartir con nosotros las estrecheces de la fila, fue acomodada en otro lugar, y todos pudimos viajar con las habituales estrecheces de los aviones de Vueling.
En el vuelo número 2, viajé yo solo, y sin perro guía. Aquí la asistencia corrió a cargo de Adr.
A diferencia de lo que ocurre en Barcelona, ellos disponen de algunas salas donde acomodan a los pmr con la posibilidad de baños adaptados, máquinas de café, y una persona responsable de sala que está al tanto de los embarques de forma que asigna una persona para recoger al pmr en el punto acordado o en el mostrador de la compañía, acompañarlo a la sala, y luego desde allí con la persona que esté libre, acompañar hasta el embarque.
Explico todo esto, porque en teoría, las cosas debieran funcionar bien con este sistema, más lógico que el utilizado aquí, en que te dejan en una silla junto a la puerta, y si se acuerdan o pueden, alguien que no te ha visto viene a buscarte para el embarque o para cambiar de puerta.
Llegada la hora, el coordinador le dio el encargo a una persona de llevarme a una puerta, y realizar el embarque. Llegamos a la puerta, y el embarque era de otra compañía y a otro destino totalmente diferente al mío. Cuando preguntó como era posible, le dijeron que posiblemente le hubieran asignado a esa puerta pero que sería acabado el embarque, y que tenían al menos para 20 minutos si no más.
La persona que me había acompañado me invitó a sentarme en la fatídica silla, diciendo que vendrían a buscarme.
Finalizado el embarque, y consultado el iphone, descubro horrorizado que el embarque de mi vuelo era en otro módulo diferente, y que ya se estaba realizando. Me acerco al mostrador, y pregunto, y, ... nada de vueling a Barcelona, que creían que en esa puerta habría un Alitalia a Barcelona a las 20:30.
La profesionalidad de las dos personas que estaban realizando el embarque, consiguió que no perdiera mi vuelo. Bueno, eso, y la suerte de que el aeropuerto de Barcelona estuviera cderrado a llegadas por una tormenta. Se informaron de la verdadera puerta, pararon a una persona de Adr que pasaba por allí que me llevó de urgencia a la puerta, donde un pobre empleado de la misma empresa me estaba buscando. Entro el último al avión, y ... que raro! Este avión no tiene las formas habituales de los a320 de vueling!
Noto un trato diferente de la tripulación, una mensajería diferente a la habitual, pero, ... dicen que vamos a Barcelona, estoy dentro del avión, y con lo sufrido previamente, prefiero callarme.
El avión es raro, en lugar de los 3 asientos habituales por fila, solo tiene 2, Los sonidos son diferentes, no hay las habituales megafonías grabadas. ...
Al aterrizar en Barcelona, con hora y media de retraso, la pasarela que debía conectarnos con la terminal no encajaba con la puerta del avión, lo que nos obliga a esperar un buen rato hasta que aparece una escalera. Como quiera que debo ser el último en desembarcar, le pregunto a una de las azafatas, qué modelo de avión es este, que me resulta extraño, y me dice que es un M82 de Swiftair
Decir en favor de vueling, que el lunes enviaron un mail con un vale descuento de 10 euros por los problemas ocasionados al tener que viajar en un avión diferente a los habituales y como excusa por las posibles incomodidades ocasionadas.
En el vuelo número 3, había otra asistencia además de la mía. Volvimos a embarcar en remoto, y los últimos. El asiento que me habían asignado estaba en cola del avión inmerso en un ruidoso grupo de napolitanos que volvían de un fin de semana de juerga. Esta vez el vehículo que nos llevó era adaptado, aunque una sola persona debió efectuar las dos asistencias. La otra persona había requerido asistencia por ir con muletas.
En el cuarto y último vuelo, volvimos a llegar tarde, o relativamente tarde al embarque, por la asistencia, que calcularon mal los tiempos. Nos hicieron entrar los últimos, y recorrer con nuestras maletas y la perra todo el avión, ya que nos habían asignado la fila 31. Bueno, las maletas se quedaron en la fila 19, único punto libre que quedaba en el avión.
Por primera vez en la ya larga lista de viajes con Jenny, la hicieron meterse junto a la ventanilla, y nosotros nos quedamos en los asientos externos. Normalmente, ella se quedaba en el hueco del asiento intermedio, de forma que si durante el viaje decidía acomodarse, nosotros nos pasábamos la correa para que estuviera más cómoda, y tenerla siempre atada sin hacer posturitas para tener siempre cogida la correa.
En los vuelos 2, 3 y 4, no se hizo demostración exclusiva de seguridad ni de colocación de pulsadores de llamada y mascarillas.
En los vuelos 2 y 3, no se ofreció dirigiéndose exclusivamente a mi persona la posibilidad de comprar artículos del carrito. En el vuelo 4, sí lo hicieron, pero declinamos la oferta. En el vuelo 1, aprovechamos para desayunar, y las encargadas del carrito nos informaron con todo lujo de detalle de lo que disponían y sus precios.
Mención aparte al personal de la subcontrata de Aena que realiza las asistencias. Le ponen mucho interés, muy buena voluntad, pero, les falta formación para saber como gestionar las necesidades de los diferentes tipos de pmr, y trabajan a disgusto por los horarios y las condiciones de trabajo. Valgan dos apuntes: En el vuelo 2, por la radio le preguntaron a la persona que me acompañaba si podía quedarse una hora más, declinando la oferta, y comentando a posteriori: La próxima vez, os organizáis mejor.
En el vuelo número 4, una persona que dio asistencia, comentó al cruzarse con otro compañero: "Esta noche plego a las 22:00 y entro mañana a las 04:00." Al demostrarle mi extrañeza por ese horario me dijo riendo: "ya le he dicho a mi marido que un día de estos me voy a quedar a dormir en el aeropuerto."
Creo que si alguien ha llegado hasta aquí y lee estas líneas, debe tomar cartas en el asunto y replantear desde la raíz el servicio de asistencias. Si quieren ideas, las tengo, y relativamente económicas, ya que muchos de los problemas que tienen, son debidos a la gente que ve la posibilidad de asistencia y la pide en el momento de llegar al aeropuerto, y por no liar un escándalo en mitad de un pasillo, se les intenta dar la asistencia provocando así que las planificadas se resientan.
Perdón por este ladrillo, pero creo que al final, el ruido mediático es más entendible que los libros de reclamaciones.